A la mayoría de los niños les gustaría tener una mascota como compañero de juegos. Perros, gatos y conejos son los preferidos, aunque los canarios y los peces de colores tampoco resultan indiferentes a los más pequeños.
Hasta los 3 años los niños no son capaces de entender la diferencia entre el cachorro y sus peluches. El trato entre ellos consiste en golpear, empujar o agarrar a la mascota. Por lo tanto no se establece una relación de amistad.
Alrededor de los 4 años comienza a establecer una buena relación. Los niños empiezan a acariciar a las mascotas. El cachorro se convierte en un compañero insustituible.
Entre los 5 y los 6 años la relación cambia, se abrazan, se estrujan y hasta los masajean, lo que sugiere un contacto más sofisticado y "suave".
Está demostrado que la amistad con un animal aporta muchas VENTAJAS:
- Los pequeños se sienten tranquilos con ellos, pueden contarles sus confidencias.
- En el plano sentimental, los celos, por ejemplo, por la llegada de un hermanito son más fáciles de llevar.
- Las mascotas satisfacen el deseo de independencia y de apoyo de los más pequeños. También aprenderá a no molestarlo mientras come o duerme, a limpiar la caja o el plato de su comida y tratarlo con delicadeza. Esto le ayudará a desarrollar el sentido de la responsabilidad.
- El gato en particular, enseña autonomía e independencia, el "no", ya que no siempre responde a las peticiones de juego o interactividad con el niño.
- El hecho de relacionarse con un animal que maúlla, ladra, gruñe, etc....en lugar de hablar, constituye una forma de asimilar las reglas de la comunicación no verbal y desarrolla la capacidad de intuición.