Una ventana abierta de par en par, una niña se prepara para irse a dormir, la noche se asoma por la ventana abierta y allí arriba en el cielo la luna nos vigila y es testigo de muchas historias. Si la luna pudiera hablar... contaría que las estrellas empiezan a brillar y que una pequeña hoguera arde junto al árbol; contaría que en el desierto el viento levanta la arena y los nómadas se cobijan detrás de una duna; contaría que en la orilla rompen las olas, descansan las conchas y dormita el cangrejo...
En este precioso álbum se alterna la historia personal de una niña antes de irse a dormir, desde que la última luz del día se refleja en la pared... hasta que se duerme profundamente acurrucada en la cama.
Por otra parte va alternando cada página con las historias que podría contar la luna si esta pudiera hablar.
Y si la luna pudiera hablar.... No solo es el título del libro, también es la retahíla que se repite, a lo largo de todo el cuento, como vehículo conductor de la historia, a modo de un juego de repetición de pregunta-respuesta, de este modo capta la atención del lector, y con suma delicadeza va transformando en poesía las palabras.
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