Con estos dos ingredientes tan básicos, bicarbonato y agua han sido suficientes para hacer magia y en un santiamén hemos pasado de un día apacible y soleado, a un día de invierno con "nieve" en nuestro patio. Ha sido inolvidable, como decía una niña "hoy ha sido el día más feliz del colegio".
Cada niño ha salido con una bandeja al patio y su bicarbonato.
Mezclamos bien con agua.
¡Mira que bola de nieve!
Y comienza la diversión
¡Madre mía! que bien lo hemos pasado.
No hay nada más que ver la cara de felicidad que tienen todos.
Yo he llegado a mi casa con "nieve" hasta en las pestañas.
Que bueno no perder nunca el "niño" que llevamos dentro.